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Australia: la importancia de su política comercial para su desarrollo económico - Montevideo, 20 de marzo de 2014

Australia: la importancia de su política comercial para su desarrollo económico

Discurso de la Embajadora de Australia Patricia Holmes
Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay
Montevideo, 20 de marzo de 2014


Les agradezco mucho, y gracias también por la oportunidad de hablarles esta tarde.

Voy a hablar acerca del desarrollo económico de Australia: el pasado, el presente y, en la medida en que sea posible, el futuro.

Pero permítanme empezar con algunas palabras sobre mí misma. He vivido en Buenos Aires dos años y medio, con mi marido y nuestros tres hijos. En este tiempo he visitado Uruguay muchas veces, incluyendo de vacaciones, con familiares y amigos. Soy abogada de profesión, y he trabajado en el Servicio Exterior durante veinte años. Mi anterior destino fue en la Misión de Australia ante la Organización Mundial del Comercio, la OMC, en Ginebra, donde trabajé en el área de solución de conflictos comerciales; y el año pasado, me desempeñé como miembro de un Panel de solución de un conflicto en la OMC. Si algunos de ustedes tienen interés en este tipo de tareas, con mucho gusto responderé luego sus preguntas.

Muchos de ustedes quizás piensen sólo en canguros, koalas y lindas playas cuando piensan en Australia: bien, es cierto que tenemos todo eso, pero espero que después de mi presentación de hoy puedan tener ustedes una mayor comprensión de lo que Australia representa hoy.

La población de Australia es de 23 millones. Su superficie es de siete millones y medio de kilómetros cuadrados: lleva unas cuatro horas y media volar de Perth a Sydney, y aún más de Tasmania a las partes más al norte del país. Nuestro PBI per cápita en 2013 fue 64 mil dólares. Somos la economía número 12 del mundo, pero sólo la nación número 51 en cuanto a población. Hemos tenido 22 años de crecimiento económico continuar: nuestra tasa de crecimiento fue 3,7% en 2012 y 2,5% en 2013. Nuestra tasa de desempleo es 6%, y la inflación en el 2013 fue 2,2%.

En 2013, Australia salió segunda, detrás de Noruega, en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El Índice de Desarrollo Humano mide a 187 países en las áreas de ingresos, salud y educación. Australia ha mantenido el segundo puesto desde 2006.

La economía de Australia está basada en las exportaciones de recursos: el mineral de hierro es nuestra mayor exportación en función del valor, seguido del carbón. Los servicios – tales como turismo, educación y servicios financieros – son exportaciones importantes para Australia, y generan la mayor parte de nuestros empleos. Las exportaciones agropecuarias tienen una importancia histórica y siguen siendo una parte fundamental de la economía australiana. Nuestros mercados de exportación más importantes están en Asia: China, luego Japón, Corea e India y después Estados Unidos. Nuestras principales fuentes de importaciones son China, Estados Unidos, Japón, Singapur y Alemania.

Australia es un país desarrollado, un país joven y un país que, si bien tiene lazos históricos con Europa, está ligado económica y geográficamente con Asia. Y cada vez parecemos menos europeos, además: casi el 25% de los australianos nacieron en el exterior. China es el segundo país de origen de inmigrantes a Australia, después de Nueva Zelandia, e India es el cuarto, seguido de Filipinas. Hay unos dos millones de personas nacidas en Asia.

Entonces, ¿por qué a Australia le ha ido bien? ¿Ha sido sólo una cuestión de suerte, al producir recursos que el resto del mundo necesitaba, y aprovechar en los últimos años los altos precios de las commodities y el boom asiático y, antes de ello, nuestra vinculación con el mercado del Reino Unido a través del Commonwealth Británico?

Si bien es cierto que nuestra riqueza de recursos nos beneficia en Australia, es sólo una parte de la explicación. Hay otros países que tienen una similar riqueza, a los que no les ha ido tan bien. Los gobiernos, las políticas, las instituciones: todas estas cosas son importantes para el desarrollo y el mantenimiento del crecimiento económico y el bienestar social.

Yo diría que lo hemos logrado por medio de una economía de buen funcionamiento y liberalizada, con la debida reglamentación. Esto significa que la nuestra es una economía abierta, de mercado, con libre comercio y las reglamentaciones apropiadas. Tenemos un estado de derecho y la división entre el Gobierno, el sector público y el poder judicial.

Esta fortaleza básica de la economía garantizó que Australia pudiese solventar de manera sustentable la red de seguridad de atención médica, educación y bienestar que los australianos dan por sentada.

Pero Australia también ha enfrentado tiempos difíciles, y ha tenido que cambiar y adaptarse. En 1950, Australia era alrededor de un 35% más rica que el promedio de la OCDE; al llegar 1983, estábamos un 5% por debajo del nivel promedio de ingresos de la OCDE. Sin embargo, entre 1982 y 1994, estabilizamos nuestra trayectoria descendente y a partir de entonces nuestro crecimiento en PBI per cápita ha sido más del doble del promedio de la OCDE, a la vez que el desempleo ha caído en picada.

A principios de los años 80, Australia tenía:

• Un sector manufacturero ineficiente y poco competitivo que se concentraba en el mercado interno y estaba protegido de la competencia internacional mediante barreras comerciales “hechas a medida” (incluyendo tanto aranceles como cupos).

• Baja productividad laboral. Los australianos teníamos una ética laboral deficiente, y las prácticas laborales dejaban mucho que desear. Los sindicatos poderosos negociaban habitualmente niveles salariales significativamente más altos que el crecimiento de la productividad; y un sistema de negociaciones salariales rígido y centralizado obstaculizaba el funcionamiento del mercado laboral.

• En particular, las empresas estatales operando en áreas de infraestructura, incluyendo electricidad, gas, aguas, comunicaciones y transportes eran muy ineficientes, con demasiado personal. Esto hacía que los servicios básicos fuesen más caros de lo que debían ser, lo cual desaceleraba la economía.

En 1983, el boom mundial de recursos se había acabado, y la “estanflación” (inflación alta con bajo crecimiento) se convirtió en norma en muchos países de la OCDE. En Australia, la inflación era del 17%; el desempleo, del 10%; el crecimiento, 2% negativo; y los déficits de la cuenta corriente y fiscal habían subido a niveles récord, insostenibles.

Entonces, en marzo de 1983, fue elegido un nuevo gobierno de centroizquierda encabezado por un sindicalista: Bob Hawke. Eso ocurrió hace 31 años y el año pasado Bob Hawke, reflexionando sobre la Australia que heredó al convertirse en Primer Ministro, dijo, y lo cito textualmente:

“Es muy difícil exagerar la gravedad del desafío económico que enfrentaba Australia. Quizás quien mejor lo expresó fue (el entonces Presidente de Singapur) Lee Kuan Yew en 1980, cuando dijo que si Australia seguía como hasta entonces terminaría siendo la ‘pobre basura blanca’ (white trash) de Asia.” Hawke agregó: era cierto.

Luego Hawke señaló que el comentario sobre la “pobre basura blanca” había azuzado la inquietud que muchos australianos sentían desde hacía tiempo por el desempeño económico de Australia. Ayudó a desarrollar un electorado a favor de una reforma. Hizo que los australianos comunes se dieran cuenta de que las cosas no podían seguir por el mismo camino: evidentemente, algo había que hacer.

El Gobierno se concentró en mejorar la competitividad de la economía australiana al ocuparse de deshacer las restricciones que antes habían limitado el crecimiento de la productividad. Se concentró en generar un ambiente económico que posibilitara las mejores perspectivas de éxito para las empresas.

Las principales reformas incluyeron:

• La flotación del dólar australiano.

• Reforma comercial: los cupos de importación – principalmente para vehículos y textiles, vestimenta y calzado – fueron eliminados a fines de los años 80, y la protección arancelaria de la industria manufacturera y el sector agropecuario fue reducida gradualmente. El nivel efectivo de ayuda a la industria manufacturera cayó de alrededor de 35% a principios de los años 70 a 5% en el 2000 y hoy en día es casi zero.

• Reforma tributaria: el principio básico en el que se apoyó el esfuerzo de reforma tributaria desde 1983 ha sido ampliar la base impositiva y reducir las tasas. Los recortes en impuestos a las ganancias y empresariales han sido compensados por una variedad de nuevos impuestos que amplían la base impositiva, incluyendo un impuesto a las ganancias de capital, un impuesto a los beneficios marginales y un Impuesto al Valor Agregado.

• Reforma del mercado laboral: Australia ha reestructurado y simplificado progresivamente las condiciones laborales, y ha avanzado de los mecanismos centralizados de fijación de salarios por grandes sectores a las negociaciones por empresa, con pautas salariales más directamente vinculadas a mejoras de productividad a nivel de empresas.

• Servicios gubernamentales: se han implementado reformas significativas, incluyendo licitaciones y tercerizaciones competitivas y transparentes, asignación de recursos en base a desempeño, fijación de precios en base al principio de que paga el usuario y la cotización formal de las obligaciones de servicios a la comunidad.

• Política de defensa de la competencia: la eliminación de las reglamentaciones que restringían la competencia fue ampliada mediante la Política Nacional de Competencia, que brindó un marco exhaustivo para una reforma en toda la economía, incluyendo los monopolios públicos. Ya fuere en el sector público o privado, la competencia sigue siendo un pilar fundamental.

Al implementar estas reformas, Australia ha adoptado en general un enfoque gradual, ha consultado a las partes interesadas y ha suministrado niveles significativos de ayuda de transición y estructural a las empresas y comunidades afectadas. Este enfoque mesurado también ha significado que las reformas cuentan con mayores posibilidades de ser aceptadas por la comunidad y no anuladas por gobiernos posteriores.

Esto nos lleva al otro elemento importante de la experiencia reformadora australiana. Se trata de que, si bien ha habido diferencias de interpretación y de grado entre los grandes partidos políticos tanto a nivel federal como estadual, la filosofía básica subyacente de no “elegir ganadores”, sino concentrar los esfuerzos de reforma en mejorar el ambiente competitivo en Australia, cuenta con amplio apoyo de los principales partidos. Como señaló un colega del Ministerio del Tesoro de Australia en una presentación en la Conferencia del G20 en Buenos Aires sobre políticas laborales y macroeconómicas: nosotros protegemos el empleo y el crecimiento, y no los puestos de trabajo particulares.

Mirando ahora hacia adelante, ¿cómo le ira a la economía australiana en el futuro? En los próximos doce meses, los riesgos incluyen el impacto de la reducción de estímulos en la política monetaria de Estados Unidos y las repercusiones de los anuncios sobre la situación de los bancos en Europa por parte del Banco Central Europeo. Un tercer riesgo significativo es en qué terminará el debate en el Congreso de Estados Unidos sobre un nuevo límite de deuda, en este año electoral de mitad de mandato. Nos preocupa menos la posibilidad de un bajón interno en China, aunque en el largo plaza el demande desde China y el resto de Asia será una de las claves para nuestro prosperidad. Asia es un tema también muy importante para Uruguay.

Nuestra capacidad para influir algunos de estos acontecimientos es limitada, pero lo que sí podemos manejar son nuestros propios preparativos. Seguiremos trabajando para garantizar que la economía australiana sea suficientemente fuerte y flexible como para adaptarse a los desafíos que plantea un entorno mundial en constante evolución. Los desafíos internos incluyen una caída en las inversiones en recursos, una población que envejece y un menor crecimiento de la productividad. A nivel internacional, trabajaremos a través de organizaciones tales como la OMC, la OCDE, el Banco Mundial, el FMI y el G20 para promover el crecimiento económico y el empleo en todo el mundo. Este año Australia tiene la Presidencia del G20, y seremos sede de la Cumbre de Líderes del G20, que se celebrará en noviembre en la ciudad de Brisbane. El Primer Ministro Abbott y el Ministro del Tesoro Joe Hockey están empeñados en lograr resultados concretos que mejoren las vidas de la gente en todo el mundo: no es tarea fácil, pero se ha hecho mucho y queda mucho por hacer.

Antes de terminar, permítanme mencionar brevemente otros dos temas que quizás les interesen. En primer lugar, el 23 de mayo habrá una Feria de la Educación Australiana aquí en Montevideo, con representación de 15 universidades e institutos de Australia. Será abierta al público en general y de acceso gratuito. También puede interesarles el nuevo acuerdo de Visas de Trabajo y Vacaciones entre Australia y Uruguay. Por este acuerdo, cada año 200 uruguayos pueden viajar a Australia con una estadía de un año para pasear y trabajar, o mejorar su inglés. Estas visas son para jóvenes de 18 a 30 años, con al menos dos años de estudios universitarios y un nivel básico de idioma inglés. También tenemos una organización que promueve los intercambios en el sector del agro, con un muy prometedor programa nuevo que está abierto a los jóvenes uruguayos.

Aprovecho para mencionarles además que tenemos un Cónsul Honorario en Montevideo, el Ing. Diego Payssé, y una cámara bilateral de comercio. La Cámara Uruguay Australia trabaja muy activamente desarrollando la cooperación en materia comercial, agronegocios y educación. Su presidente Alfredo Taullard, y miembros de cada área temática (educación, comercio y agronegocios), están a disposición aquí para ayudar a quien quiera avanzar en temas con Australia.

Muchas gracias por su atención.